top of page

¿Existen referentes educativos que hayan mejorado al cambiar de mentalidad?

A veces, cuando un grupo de estudiantes tiende a sacar bajos resultados académicos, se da por hecho que no pueden mejorar. Sin embargo, a continuación se pueden observar algunos ejemplos de centros educativos donde el nivel académico era bajo y gracias a adquirir una mentalidad de crecimiento mejoraron muy notablemente:

Guillén (2015) en la página de Escuela con Cerebro explica que Blackwell, Trzesniewski y Dweck (2007) analizaron durante cinco años seguidos a alumnos de 12-13 años en la asignatura de matemáticas. En el primer estudio, al principio de curso, evaluaron sus mentalidades (fija o de crecimiento) con una serie de tests y comprobaron que la de crecimiento predecía una trayectoria ascendente de los alumnos en los dos cursos siguientes.

grafica.png

Gráfica en la que se muestra la mejora de los resultados académicos en matemáticas durante dos cursos de los alumnos con una mentalidad de crecimiento (línea discontinua) en contraposición a los que tienen una mentalidad fija (Blackwell et al., 2007). Recuperado de: https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2015/02/12/mentalidad-de-crecimiento-la-mejora-siempre-es-posible/

Los participantes que tenían una mentalidad de crecimiento le daban más importancia a los objetivos y el proceso de aprendizaje, eran más persistentes ante las dificultades y valoravan el esfuerzo para obtener los resultados adecuados. En cambio, los alumnos con una mentalidad fija pensaban que el esfuerzo iba dirigido a quién le faltaba capacidad, eran menos resistentes frente a las dificultades y mostraban más predisposición a realizar trampas para obtener los resultados esperados.

Guillén (2015) en la página de Escuela con Cerebro también muestra que Blackwell, Trzesniewski y Dweck (2007) en un segundo estudio quisieron analizar cómo afectaba la evolución académica de 99 alumnos, de la misma etapa educativa, que tenían un bajo rendimiento académico promoviendo una mentalidad de crecimiento.

Durante ocho sesiones de 25 minutos, a un grupo de alumnos les transmitiron que el aprendizaje cambia el cerebro y que ellos/as son responsables del proceso, con lo cuál mejoraron sus resultados académicos. En cambio, los resultados de los integrantes del grupo a los que se impartió un curso sobre memoria continuaron empeorando. Por lo tanto, saber cómo funciona el cerebro constituye un elemento muy motivador.

grafic 2.png

Gráfica en la que se muestra la mejora de los alumnos del grupo experimental a partir del inicio del curso sobre el cerebro que realizaron (línea discontinua), en contraposición al progresivo empeoramiento de las calificaciones de los del grupo de control (Backwell et al., 2007). Recuperado de: https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2015/02/12/mentalidad-de-crecimiento-la-mejora-siempre-es-posible/

Dweck (2014) en una charla sobre El poder de creer que se puede mejorar muestra tres ejemplos de centros educativos que mejoraron promoviendo que tuvieran mentalidad de crecimiento:

  • Un centro de Harlem (Nueva York) en un año una clase de infantil pasó de no saber coger ni un lápiz a que el 95% pasase un examen a nivel Nacional.

  • Un centro del Bronx (Nueva York) estudiantes de cuarto de primaria, se convirtieron en la clase con mejores resultados del estado de Nueva York en el examen estatal de matemáticas.

  • Una escuela de una reserva aborigen pasó del último lugar al primero de su distrito.

Dweck (2019) explica que:

        El instituto de secundaria Garfield era uno de los peores centros educativos de Los

        Ángeles. Decir que los alumnos abandonaban y que los profesores estaban quemados

        sería quedarse cortos. Pero sin pensarlo dos veces, Jaime Escalant (famoso por la

        película biográfica Con ganas de triunfar) enseñó cálculo diferencial e integral de nivel

        universitario a esos alumnos hispanos de barrio. Desde su mentalidad de crecimiento, se

        pregunto ¿Cómo puedo enseñarles? y no “¿Puedo enseñarles?” y “¿Cómo van a aprender

        mejor?”, en lugar de preguntarse “¿Pueden aprender? Pero no solamente les enseñó

        cálculo, sino que, con su colega Benjamín Jiménez, los llevó a lo más alto de las listas

        nacionales en matemáticas. (p. 80 y 81)

Dweck (2019) añade otro ejemplo:

 

     Marva Collins tomó alumnos de barrio de Chicago que habían fracasado en los colegios

     públicos y los trató como si fueran genios. Muchos de ellos habían sido etiquetados como

     “discapacitados para el aprendizaje”, “deficientes” o “trastornados emocionalmente”. La

     clase de segundo de Marva Collins comenzó con el nivel de lectura más bajo que haya

     existido. Para junio había alcanzado la media de lectura de los de quinto curso, y

     estudiaban a Aristóteles, Esopo, Tolstoy… (p. 81 y 82)

​© 2019 Creado por JÚLIA OLLÉ LLOP

  • Twitter Classic
  • c-facebook
  • c-flickr
bottom of page