¿Nuestra mentalidad esta predeterminada?
Hay mucha gente que considera que como se le ha dado mal algo al largo de su vida entonces no será capaz de cambiarlo. Creen que la inteligencia es innata, como si se tratara de un don y que así se queda para el resto de su vida. Por ejemplo, muchas veces se cree que la gente dibuja mejor o peor de una manera natural, que se trata de una habilidad que solo poseen algunos “elegidos”. Así pues, muestran una mentalidad fija.

Según Bueno (2017) es verdad que nuestras capacidades y habilidades cognitivas dependen por una parte de nuestra constitución genética, pero solo hasta cierto punto.
Muchas investigaciones neurocientíficas demuestran que el cerebro se asemeja a un músculo: cambia y se fortalece cuando lo utilizas. Al nacer nuestro cerebro no está formado por un número de neuronas y unas conexiones neuronales inamovibles, sino que van cambiando. Según Dweck (2019):
Los científicos han sido capaces de mostrar cómo crece el cerebro y cómo se fortalece cuando
aprendes algo nuevo, esas minúsculas conexiones del cerebro se multiplican y se hacen más
fuertes. Cuanto más desafíes a tu mente a aprender, tanto más crecerán tus neuronas. Entonces,
aquello que una vez te pareció muy difícil, o incluso imposible -como hablar una lengua extranjera o
estudiar álgebra-, de repente resulta fácil. El resultado es un cerebro más fuerte y más inteligente.
(p. 263)

Ejemplo de evolución de redes neuronales tras semanas de estimulación con el programa CogniFit. Recuperado de: https://www.cognifit.com/es/plasticidad-cerebral
Así pues, nuestro cerebro es un órgano plástico, de tal manera que con entrenamiento se puede modificar. De hecho, según Guillén (2012) somos la única especie que utiliza la plasticidad para perfeccionar y evolucionar el cerebro, lo cuál nos hace diferentes y singulares. Además, indica que cada individuo de nuestra especie es único e imprevisible y participa de su propia evolución debido a la influencia de las experiencias vividas.