Hacer críticas constructivas
En un apartado anterior se ha definido el concepto de crítica y la diferencia entre constructiva y destructiva. Tal y como se ha citado anteriormente, realizar críticas constructivas puede ser muy provechoso para el alumnado ya que les permite darse cuenta de lo que necesitan trabajar más y así mejorar. En el caso de no realizar este tipo de críticas, el alumnado puede manifestar una mentalidad fija porque al no estar acostumbrados, cuando reciban un consejo o comentario lo verán como algo negativo y no podrán aprender de ello.

Para hacer buenas crítica según Manrique (2015) se debe:
Procurar que el motivo de la crítica sea claro y conciso.
Recordar que aquello que se va a criticar es una opinión propia. Por ejemplo, se puede empezar diciendo “Me parece” o “Yo creo”.
Añadir aspectos positivos para garantizar que se tenga una mejor predisposición a aceptar los negativos.
Evitar generalizar usando palabras como “siempre” o “nunca”. Se trata de ayudar a la otra persona a ser más consciente de su conducta, por lo tanto es necesario precisar.
Hablar de lo que “hace”, no de lo que “es”, es decir, se debe describir la conducta, el motivo del conflicto, en vez de poner etiquetes personales como “¡eres un desastre!”.
Evitar aluviones de críticas, es decir, es importante centrarse en el momento presento y no remover el pasado con más críticas.
Proponer alternativas. Resulta útil acompañar la crítica con sugerencias, focalizándose en la conducta alternativa para que pueda mejorar.
Agradecer la escucha y pedir la opinión del otro, por ejemplo, preguntando ¿Qué piensas sobre lo que hemos hablado?